Labrador Retriever
El Labrador Retriever es pura alegría hecha perro. Siempre dispuesto a jugar, a acompañar y a mover la cola sin parar, no es casualidad que sea una de las razas más queridas del mundo. Más que una mascota, el Labrador se convierte en un miembro de la familia que sabe cómo llenar cada día de entusiasmo.
Con su mirada tierna, su cuerpo fuerte y ese pelaje resistente al agua —en amarillo, negro o chocolate—, es la definición de compañero fiel. Sus orígenes están en las frías aguas de Terranova, donde ayudaba a los pescadores a recuperar redes y peces. Esa herencia explica su pasión por el agua, su gran inteligencia y su deseo innato de complacer.
Lo que realmente hace especial al Labrador es su carácter. Son sociables, cariñosos y pacientes, con una amabilidad que parece no tener límites. Se llevan de maravilla con los niños, disfrutan tanto de un buen juego de pelota como de un paseo por el campo y saben estar igual de a gusto correteando que tumbados en el sofá a tu lado. Su energía es contagiosa y su alegría, simplemente irresistible.
